Coincidiendo con la reunión en Ginebra de la junta directiva de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la organización defiende que se debe reorientar la agenda de investigación y desarrollo (I+D) hacia el bien público, asumiendo que no se puede contar con las fuerzas del mercado para distribuir herramientas eficaces, accesibles y asequibles a grupos de población desatendida.
CÓLERA
El cólera es una infección gastrointestinal causada por una bacteria, que provoca diarrea acuosa aguda y vómitos, lo que puede conducir a una deshidratación grave e incluso la muerte en cuestión de horas si el enfermo no recibe tratamiento. El cólera se transmite a través del agua o los alimentos contaminados, o por contacto directo con superficies contaminadas. Esta infección resulta más común en entornos densamente poblados con instalaciones sanitarias deficientes y donde el suministro de agua no está asegurado.
Las poblaciones más amenazadas son las personas desplazadas, los habitantes de zonas carentes de infraestructuras básicas, y quienes viven en zonas donde los servicios han quedado interrumpidos debido a conflictos. La escasez de vacunas significa que no se puede vacunar a grandes oblaciones como estrategia de prevención en aquellos países donde el cólera es endémico.
MALARIA
La malaria es una enfermedad transmitida por mosquitos infectados, y en casos graves puede ocasionar daños multiorgánicos y provocar la muerte si no se recibe tratamiento. De media, aunque solo dos de cada 100 casos de paludismo son resultado de epidemias, una de cada cuatro muertes se relaciona con estos brotes.
Aunque el número total de casos en todo el mundo está disminuyendo gracias al éxito de las iniciativas de control y eliminación, todavía se producen picos estacionales abruptos y epidemias inesperados con altas tasas de mortalidad. Según MSF, actualmente nos enfrentamos a la amenaza de la aparición de resistencias a los medicamentos antimaláricos y a los insecticidas. Los desplazamientos de población, el calentamiento global y las lagunas en las estrategias de control y eliminación se han traducido en aumentos localizados de los casos de malaria.
En los países o zonas con transmisión continua resulta extremadamente difícil identificar un brote. Las insuficientes medidas de vigilancia y la falta de mecanismos operativos de alerta provocan que no se detecte si un pico estacional es más elevado de lo normal, y la respuesta no se despliega a tiempo. En consecuencia, los pacientes no reciben tratamiento en el momento oportuno, y aumenta el número de muertes en la comunidad.
SARAMPIÓN
El sarampión es una enfermedad vírica altamente contagiosa para la que no existe tratamiento específico. En los países de renta elevada, la mayoría de las personas infectadas se recuperan en un plazo de entre dos y tres semanas, y las tasas de mortalidad son bajas. En los países pobres, sin embargo, la tasa de mortalidad puede ser de entre el 3 y el 15%, llegando al 20% en brotes epidémicos y en zonas de más vulnerabilidad. La muerte suele deberse a complicaciones como diarrea, deshidratación, infección respiratoria grave o encefalitis (inflamación del cerebro).
Los niños con sarampión son más propensos a sufrir desnutrición y contraer otras infecciones, como la neumonía o la malaria. Existe una vacuna segura y barata que ofrece un alto nivel de protección contra el sarampión, pero la cobertura en muchos países sigue siendo insuficiente, y actualmente la enfermedad está resurgiendo en todo el mundo. Si bien el número de casos y muertes relacionadas ha disminuido drásticamente en las últimas décadas gracias a la introducción de la vacuna mediante los Programas Ampliados de Inmunización (PAI), el énfasis otorgado a las actividades preventivas regulares traen a veces como contrapartida una menor respuesta a los brotes epidémicos.
MENINGITIS
En consecuencia se han realizado grandes campañas de vacunación preventiva, que han logrado reducir el número de casos y la probabilidad de brotes de meningitis A. Sin embargo, en 2016 podría declararse un gran número de brotes de otras cepas de meningitis a lo largo del cinturón.
VIRUS Y PARÁSITOS EMERGENTES Y REEMERGENTESA lo largo de 2015 se han registrado brotes de dengue, chikunguña, zika, síndrome respiratorio de Oriente Medio (SROM) y fiebres hemorrágicas. Aunque las cifras actuales de fallecidos a causa de estos brotes no resultan especialmente elevadas (con la excepción del Ébola), el número de casos va en aumento y los brotes de dengue, zika y chikunguña se han extendido a nuevos países y áreas geográficas.
Aunque no todos presentan tasas de mortalidad elevadas, sí resultan dolorosos e incapacitantes, lo que significa que las personas afectadas no pueden trabajar o estudiar. Actualmente no se dispone de métodos de diagnóstico, medidas preventivas o tratamientos que resulten fiables y fáciles de usar. También están volviendo a aumentar las infecciones parasitarias como la leishmaniasis visceral (kala azar), que hasta ahora se mantenían bajo control.
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