Escuchar una canción cristiana puede ser una experiencia mística. La música, la letra y sobre todo el espíritu del tema puede elevar el alma y hacernos entrar en un éxtasis espiritual.
Pero no creas que eso solo les puede suceder a los adultos. También los niños son capaces de sentir esa energía tan especial. Así le ocurre a esta niñita de 2 años, que está disfrutando a tope de la música mientras va en el auto con sus papás. Cierra los ojos, palmea, disfruta… ¡Esto sí que es una experiencia religiosa!
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